18 octubre 2006

Clasificación y Porra del Gran Clásico

Clasificación

Dice el dicho que no hay mal que por bien no venga (seguro que hay otro que dice lo contrario), pero en todo caso que se lo pregunten a Fórceps, quien cada vez que viene un partido importante en Champions apuesta por un mal resultado del Barça como sacrificio a los Dioses, en espera de ser recompensado con una victoria espectacular de los hombres de Rijkaard. Tan grande es el amor que le profesa al club.

Esta vez, no obstante, le ha salido mal. A los Dioses ya no les impresionan estos gestos amanerados (quieren sangre, Capi, sangre), pero en todo caso la derrota del Barça le ha permitido a nuestro cíclope hacerse con un 32 (segundo este año) y auparse a la primera posición de la porra del Barça y a la cuarta de la general, robándosela a un servidor y echándole el aliento a su pupilo Eldeu y al maestro Odysséus.

Oscarini sigue con su buena racha aprovechando los malos resultadosdel Barça, y ya es sexto en el parcial barcelonista...buff! Y otro que debuta en el podio es Parado, quien a lo tonto a lo tonto y tras lanzar falsas acusaciones a la FIPA, ha podido comprobar como estos administradores no se caracterizan por las represalias y saben premiar al buen vaticinador.

Felicidades a los tres.

Sentinela sigue arriba, firme, y con una impresionante puntería. No ha acertado ninguno de los dos resultados, pero mamma mía lo que se ha acercado. Este hombre tiene un poder y ahora mismo es el máximo candidato a hacerse con el Trofeo de Apertura.




El Gran Clásico

Hará unos 10 años, recuerdo que era la temporada 96-97 (mi primera como socio), cierta empresa me invitó a presenciar en el Santiago Bernabéu un Madrid-Barça de Copa del Rey. Si la memoria no me falla el resultado final fue de 1-1, y fijo que los eliminamos a la vuelta (¿o ya íbamos con un resultado positivo de la ida?) porque esa Copa, tras un vibrante partido final contra el Betis, la acabamos ganando y además en el mismo Chamartín y con Gaspart trepando por las vallas totalmente alienado.

Becks ya toma posiciones ante lo que les espera este domingo

Fui con un grupo de unos 15 o 20 barcelonistas, entre los que había tanto amigos como desconocidos. Nos alojaron en un palco privado del estadio, con su catering y tal, situado en el gol que queda a la izquierda de la sacrosanta llotja madridista (¿le llaman también tribuna a esa grada?). Hoy en día mis principios éticos no me permitirían aceptar una invitación de este tipo, pero no me arrepiento de haber estado, al menos una vez en la vida, en las mismísimas fauces del maligno. Y debo decir que el hedor a humo de los vomitorios hace justicia a las descripciones que del infierno nos ofrecen los Evangelios.

A veces parece que los propios jugadores
le estén haciendo la cama a Capello


Para los que no han estado, diré que se trata de un estadio que, a diferencia del Camp Nou, transmite una sensación de enclaustramiento, de agobio, y de sorprendente proximidad de la masa a los jugadores. Su estructura es inusualmente vertical, y no sé por qué plantea inquietantes interrogantes arquitectónicos y miedo a un derrumbe que sería calamitoso. Ello hace que, aun comportándose igual los seguidores madridistas que los barcelonistas, los primeros parezcan mucho más amenazantes que nosotros. El rugir de los insultos y los aplausos da lugar a una atmósfera realmente irrespirable para el equipo contrario (especialmente si éste es el Barça), sin duda muy superior a la del Camp Nou, que estéticamente estará muy por encima pero al ser excesivamente abierto incrementa todavía más la frialdad y distancia tan características de la afición blaugrana.


El palco en el que estábamos alojados quedaba justo detrás de los aficionados merengues, sin solución de continuidad entre ellos y nosotros exceptuando un cristal poco sólido. Y la verdad, no les fue difícil a éstos deducir que éramos culés. Les bastaba con ver nuestras reacciones y aspavientos. Y lo que empezó con miradas intimidatorias fue derivando en ocasionales manotazos al cristal e improperios claramente dedicados a nuestras madres.

Hasta ahí normal, en el Camp Nou pasa exactamente lo mismo, aunque se note menos exceptuando los affaires Laudrup y Figo. Pero hete aquí que al hijo gilipollas de uno de nuestro grupo (tendría 10 o 11 años), no se le ocurre otra cosa que sacar una bufanda del Barça y ondearla a los cuatro vientos y mirando a una grada iracunda que nos rodeaba por todos los flancos. Lo reconozco, pasé cierto miedo, sobre todo cuando un joven de ventipocos años se abalanzó contra la mampara que nos protegía como un auténtico poseso. La suerte (sí, lamento decirlo, pero así lo consideré entonces) acudió rauda a salvarnos, y el Madrid consiguió su golito y lo que era un zafarranzho de combate se transformó en alegría desatada y en un concierto de butifarras hacia nuestro palco, ya de mucho menor poder amenazante.

Evidentemente, a la media parte me largué y acabé de ver el partido en la grada, confundido entre la masa merengue y disimulando mis emociones. Ese día me di cuenta de cómo el fútbol nos envilece y saca lo peor que llevamos dentro. Y de cómo la rivalidad entre aficiones es de una vergonzante puerilidad...


Por cierto, el partido Madrid-Barça viene equipado esta vez con un multiplicador de x3 (un x2 por el Barça, + un x1 por el Madrid, para que no haya malentendidos). ¡¡A ver si les damos a estos cabritos su merecido!!